¿Notas flacidez facial a los 40 años y no sabes si ya es momento de hacer algo?
Sí, tratar la flacidez facial a los 40 años no solo es posible, sino que es el mejor momento para hacerlo.
En esta etapa, los primeros signos de pérdida de firmeza empiezan a aparecer: los pómulos ya no están tan elevados, la línea mandibular comienza a perder definición, y la piel se ve menos tensa que antes.
¿Por qué aparece flacidez facial a los 40 años?
A los 40 años suelen confluir varios factores:
- Pérdida de colágeno y elastina, que empieza a notarse más.
- Descenso de la estructura ósea y grasa facial, que sostiene la piel.
- Disminución de la hidratación profunda.
- Estrés, exposición solar y cambios hormonales, que aceleran el envejecimiento.
El resultado es un rostro menos definido, con zonas como las mejillas, mandíbula o cuello que empiezan a mostrar una pérdida progresiva de firmeza.
¿Tiene sentido tratar la flacidez a esta edad?
Absolutamente sí. A los 40 estás en una fase en la que:
- La piel aún responde muy bien a la estimulación.
- Se pueden obtener resultados naturales, sin necesidad de rellenos excesivos.
- Las estructuras faciales no se han deteriorado tanto, y la prevención funciona muy bien.
Es el momento perfecto para actuar antes de que el daño sea más visible.
Tratamientos para la flacidez facial a los 40 años: soluciones eficaces y naturales
- Bioestimuladores
Uno de los tratamientos más eficaces en esta etaa como el ácido Poli L Láctico.
-No aporta volumen, sino que reconstruye el colágeno perdido.
-Mejora la firmeza de la piel de forma progresiva.
-Rejuvenece sin alterar tu expresión.
Se aplican en la cara, cuello y escote y sus efectos se notan al cabo de unas semanas, con resultados que duran hasta 12 meses.
- Polinucleotidos
Ideales si sientes que tu piel aparte de flacidez se ve apagada y sin vida.
-Estimulan la regeneración celular.
-Mejoran la elasticidad y el tono de la piel.
-Refuerzan la dermis sin aportar volumen.
Son especialmente eficaces en pacientes jóvenes o con signos iniciales de envejecimiento.
- Ácido hialurónico en puntos estratégicos.
-Reposicionar tejidos que han descendido.
-Redibujar contornos sin exageraciones.
-Dar soporte a estructuras que han perdido proyección.
Este tratamiento no busca rellenar, sino acompañar el proceso de flacidez con armonía.
¿Y si lo combino todo?
En la mayoría de los casos, el mejor resultado se consigue combinando técnicas.
A los 40, la clave es la personalización. Un protocolo puede incluir:
- Bioestimulación + hidratación profunda.
- Un toque de ácido hialurónico en mentón o pómulos.
- Neuromoduladores si también hay arrugas de expresión.
Este enfoque forma parte de lo que llamamos armonización facial, donde tratamos el rostro como un todo y no por partes aisladas.
¿Qué son los inductores de colágeno o bioestimuladores?
Los Bioestimuladores son sustancias que, una vez infiltradas en la piel, estimulan a los fibroblastos (las células encargadas de producir colágeno y elastina) para que generen nuevas fibras estructurales.
Se utilizan principalmente:
- Para reafirmar la piel que ha perdido sujeción.
- Para mejorar el tono y la textura cutánea.
- Como parte de un protocolo global de rejuvenecimiento facial no quirúrgico.
Los más conocidos son:
- Ácido poli L láctico
- Hidroxiapatita cálcica
- Policaprolactona
Cada uno tiene indicaciones específicas según el grado de envejecimiento, el tipo de piel y los objetivos del tratamiento.
¿Qué son los polinucleótidos?
Los polinucleotidos son derivados del ADN que tienen una capacidad única para:
- Estimular la regeneración celular
- Mejorar la microcirculación
- Reparar tejidos dañados
- Hidratar intensamente
Además de inducir colágeno, tienen un potente efecto antiinflamatorio y antioxidante, por lo que están especialmente indicados en pieles desvitalizadas, finas, con signos de fatiga o expuestas a factores ambientales como el sol o la contaminación.
Los polinucleótidos también se utilizan en áreas delicadas como el contorno de ojos, el cuello o incluso para tratar marcas de acné y mejorar la calidad global de la piel.
El envejecimiento no se detiene, pero sí puede acompañarse con inteligencia, respeto y técnicas que trabajen desde dentro hacia fuera.
Los tratamientos para rejuvenecer la piel con bioestimuladores y polinucleótidos permiten mejorar la calidad de esta sin artificios, devolviéndole lo que ha perdido con el tiempo de forma progresiva y real.